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miércoles, 19 de noviembre de 2014

LOGICAS QUE DES-UNEN


Obnubilados por la proximidad de una elección presidencial el año que entra, los autorreferentes de la llamada “oposición” se empeñan en continuar escribiendo un “Informe sobre ciegos” bajo la advocación que surgiera de la pluma de Sábato:
·         ¡Oh, dioses de la noche! ¡Oh, dioses de las tinieblas, del incesto y del crimen, de la melancolía y del suicidio! ¡Oh, dioses de las ratas y de las cavernas, de los murciélagos, de las cucarachas! ¡Oh, violentos, inescrutables dioses del sueño y de la muerte!
No son los únicos que van a tientas por el camino al futuro, los “oficialistas” no se quedan atrás en los galimatías de proponer (en su caso) una cabeza para que gobierne el pensado interregno que se pretende en la casa Rosada.
Solo que en este caso hay quien dice tener el bastón blanco y, a golpes de bastonazos económicos, disciplina al resto de los acólitos, entreteniéndolos bajo la promesa de que, en algún momento, el oráculo los beneficiará.
2015 tiene el mismo embrujo que las candelas que terminan deglutiendo las polillas que se le acercan.
 Y por lo visto lo que sobran son polillas.
Durante el fin de semana, apoltronados en algún cómodo rincón del gran Buenos Aires, referentes de la Unión Cívica Radical, decidieron que mejor es ir solo que mal acompañados (en su concepto) y un cataclismo sacudió el intento de lograr una referencia política denominada FAP-UNEN.
Claro que su propuesta no va más allá de la posibilidad electoral del 2015, en la que los “egos” diletantes se auto perfilan como mojones ineludibles de un nuevo gobierno, aún a sabiendas, todos ellos de que el saco les queda grande a sus individualidades.
Son, como se lee en algunos comentarios periodísticos, los artífices de una continuidad gubernamental del hoy oficialismo? No sé ni lo creo, es tan pobre y tan mezquina la oferta electoral que aventurar un resultado puede terminar siendo una tropelía.
Además, porqué aventurar un resultado si, tal como están planteadas las cosas, de darse este, las posibilidades de una transformación de la realidad (ese viejo y nunca cumplido objetivo de la POLITICA) son menos que una ilusión trasnochada.
La tacañería de solo pensar en resultados electorales (viejo pecado de nuestros –los hayamos votado o no- representantes) no nos permite abrigar esperanzas de que algo pueda cambiar.
Que proyecto de país a largo plazo nos propone la hoy presente “oferta electoral”? Que nos prometen para dentro de diez, quince, veinte años? Que nos dicen de “como” y con “quienes” lo van a lograr? NADA, absolutamente NADA.
A lo sumo a lo que se animan es a decir que “tienen equipos” para resolver las cuestiones que hoy nos resultan imperativas (seguridad, inflación, desempleo y toda otra sarta de etc. que todos conocemos de sobra). Remanida mentira que han ejercitado todos los candidatos de 1983 a la fecha, y que ante la imposibilidad de cumplir lo ofrecido, esgrimen la también archiconocida excusa de “la culpa la tienen los que estaban antes”
Hey!!!! Les aviso, los que estaban antes son los mismos que están ahora, con otra posición y otra camiseta, es cierto, pero son los mismos, todos tuvieron en mayor o en menor medida la “inocencia” de ser alfonsinistas, aliancistas, delaruista si hablamos de la oposición, o menemistas, duhaldistas, kirchneristas y cristinistas si hablamos del oficialismo, y todos se erigieron, en su momento, como los gurúes de un nuevo mañana, (claro que sin decir cómo sería, como se haría y con quien se haría ese mañana)
Cuantos partidos políticos resolvieron en los últimos años sus candidaturas por elecciones internas y dejando de lado el poder de las billeteras o de los burocráticos dedos que estaban en algún cargo oficial? Que yo recuerde (y admito que puedo equivocarme) solo la gente de Altamira se metió en ese brete.


Resulta bizantino continuar con esta perorata sobre la actual oferta de candidatos auto impuestos cuan sería mucho más provechoso capitalizar el esfuerzo en ponernos a elaborar políticas de Estado que, sin dejar de lado las urgencias que hoy nos golpean las puertas, podamos avocarnos a lo importante que significaría pensar en una Nación con futuro.

Seguramente esta propuesta no será escuchada por la troupe candidatesca de uno y otro lado, razones no le faltan, si pensáramos un “país en serio” como alguna vez prometió (y no cumplió) un presidente, seguramente no tendrían cabida los que cargan sobre sus hombros las responsabilidades de que estemos como estamos. (y con esto no eludimos la carga que nos corresponde por haber elegido como elegimos)

domingo, 9 de noviembre de 2014

Desempleo: una injusticia innecesaria


Durante su audiencia general del 1 de mayo, el papa Francisco pidió a la dirigencia política que se esfuerce para crear nuevos puestos trabajo "para dar esperanza a los trabajadores" y denunció que el desempleo es la consecuencia de un pensamiento económico que excluye "las reglas de la justicia social".
Nos preguntamos porque a la dirigencia política? Solo a ellos les corresponde esta responsabilidad? Pensamos que si, que solo a ellos les corresponde, porque son los que deben (debieran) tener la responsabilidad de sustentar el bien común.-
El desempleo es el ocio involuntario de una persona que desea encontrar trabajo, Las causas del desempleo han sido descriptas como:
·                   Friccionales: se produce porque los trabajadores que están buscando un empleo no lo encuentran de inmediato; mientras que están buscando trabajo son contabilizados como desempleados. La cuantía del desempleo friccional depende de la frecuencia con que los trabajadores cambian de empleo y del tiempo que tardan en encontrar uno nuevo. sólo dura un corto espacio de tiempo.
·                   Temporales, se produce cuando las industrias tienen una temporada de baja, como durante el invierno en la industria de la construcción o en otros sectores de producción cuyas tareas se realizan a la intemperie.
·                   Estructurales se debe a un desequilibrio entre el tipo de trabajadores que requieren los empresarios y el tipo de trabajadores que buscan trabajo. Estos desequilibrios pueden deberse a que la capacitación, la localización o las características personales no sean las adecuadas. Es especialmente relevante en algunas ciudades, profesiones o industrias, para aquellas personas con un nivel educativo inferior a la media y para otros grupos de la fuerza laboral.
·                   Cíclicas: es el resultado de una falta de demanda general de trabajo. Cuando el ciclo económico cae, la demanda de bienes y servicios cae también y, por lo tanto, se despide a los trabajadores.
Existe relación entre el desempleo y la inflación. En teoría, cuando la demanda de trabajo se eleva hasta el punto de que el desempleo es muy bajo y los empresarios tienen dificultades a la hora de contratar a trabajadores muy cualificados, los salarios aumentan, y se elevan los costes de producción y los precios, con lo que se contribuye al aumento de la inflación; cuando la demanda se reduce y aumenta el desempleo, se disipan las presiones inflacionistas sobre los salarios y los costes de producción.
Los economistas neoclásicos consideraron el mercado del factor trabajo en la misma forma que al resto de los mercados de factores: bienes y servicios.
Los salarios son el precio que hay que pagar por los servicios prestados por el factor trabajo.
En el modelo keynesiano, la causa principal del desempleo hay que buscarla en la insuficiencia de la demanda agregada. Un simple cambio negativo en las expectativas de los empresarios puede provocar una disminución de su demanda de bienes de inversión lo que originará una serie de reacciones en cadena en la que se irá perdiendo empleo sucesivamente en diferentes ramas industriales.
La consiguiente disminución en la capacidad adquisitiva de los trabajadores puede agravar el círculo vicioso prolongando indefinidamente la situación de desempleo.


Se ha intentado el aumento de la demanda de trabajadores con medidas fiscales que reduzcan los costes salariales para las empresas, bien reduciendo las contribuciones obligatorias a la Seguridad Social (que tendrían que ser substituidas por otros ingresos del Estado), bien subvencionando la contratación de trabajadores que por alguna circunstancia sean menos eficientes, minusválidos, jóvenes en su primer empleo, etc., la flexibilización de los empleos, autorizando contratos temporales y facilitando los despidos, que supone de hecho abaratar los costes laborales de las empresas aunque a costa de la precarización del empleo.
Todas estas medidas han tenido resultados transitorios, resultando ineficaces en el largo plazo.
De los cuatro tipos de desempleo clásicamente reconocidos, los tres primeros (friccionales, temporales y estructurales) tienen soluciones de relativamente fácil logro. El desempleo friccional fundamentalmente se debe a un reacomodamiento de la fuerza laboral (generalmente en la búsqueda de mejores condiciones, lo que no siempre implica mejor remuneración); el  desempleo temporal en la mayoría de los caso resulta ser temporal y/o regional, y la fuerza laboral o bien sobrevive en base a ahorros o bien se reacomoda en otros empleos transitorios o en el cuentapropismo; el desempleo estructural, tal como está definido encuentra su reacomodamiento en las articulaciones que se pueden brindar tanto desde el ámbito patronal, como desde el Estado o de las organizaciones representativas de la fuerza laboral.
En cambio con el desempleo cíclico se requiere de mayor atención y cuidado, porque su presencia y permanencia se encuentra ligada a las fases de contracción y expansión de la economía. Solo controlando o minimizando estas se puede reducir aquel.
Y como se pueden controlar las fases económicas? Con programación.
Si bien el mundo globalizado de hoy resulta altamente cambiante, y lo hace a una velocidad antes desconocida, no resulta imposible programar, al mediano y largo plazo, procesos económicos autosustentables e interrelacionados.
A simple modo de ejemplo podríamos mencionar un programa de red ferroviaria nacional, hoy inexistente que partiendo de su planificación e implementación, atravesara toda la etapa de construcción, puesta en marcha y mantenimiento, con el cual en forma gradual y paulatina se irían creando empleos directos e indirectos  de manera creciente, que a su vez pudieran  estar  relacionados con otras actividades económicas (logística, turismo, etc.).
Ahora bien, la programación para el mediano y largo plazo, exige el compromiso de las fuerzas política de sostenerla como POLITICA DE ESTADO, con independencia de quien transitoriamente administre, y esto a su vez exige de un paso previo: que en el proceso de ideación de la programación participen todos los sectores políticos con representatividad en consuno con el resto de los sectores sociales (empresariales, gremiales, sociales, etc.)
Nuevamente resaltamos esta acuciante necesidad (la de participación en la elaboración de POLITICAS DE ESTADO) como paso imprescindible para transformar la realidad.
Solos no podemos, en conjunto lo lograremos.




sábado, 1 de noviembre de 2014

Se puede impedir la CORRUPCIÓN?


Parangonando al poeta Fray Luis de León, “decíamos ayer” que podemos reducir nuestras necesidades a no más de nueve, y que el listado de las perturbaciones que nos impiden satisfacerlas, según la percepción global que reflejan las encuestas serían unas veintitantas.
Cada cual asigna a cada una de estas, una prioridad distinta, sin que se pueda establecer una como sustento de todas las demás; esto depende del enfoque con que se tomen. Pero sin duda una de las que permite el “trasvasamiento” entre todas las otras es la CORRUPCIÓN.
Corrupción, es la degradación de algo, su putrefacción, que en determinadas cuestiones puede ser un proceso natural de degradación de un organismo tras su muerte, aunque desde el punto de vista sociopolítico CORRUPCION, es un abuso del poder mediante para beneficio personal.
Si se ejerce desde la función pública será una corrupción pública, si se lo hace desde o privado será privada, pero en ambos casos resulta degradante y perjudica al conjunto social.
Resulta ocioso señalar que en el acto de corrupción existe un CORRUPTOR y alguien que acepta ser CORROMPIDO siendo ambos igualmente responsables, puesto que el perjuicio causado deriva de su acción.
No nos interesa aquí establecer distinciones entre distintas corrupciones sociales (política, empresarial, policial, tributaria, etc. etc.) ni meternos en discusiones sobre niveles de corrupción y otros vericuetos que no hacen más que distraer del objeto principal: como combatirla.
Ampliando el concepto de corrupción pública, nos gustaría decir que esta es toda aquella que afecte, directa o indirectamente el bien público, sea este local, provincial o nacional.
Si préstamos atención veremos que los perjuicios causados por la corrupción no son únicamente los inmediatos, sino que también abarcan a los mediatos y a los remotos. Vamos con un ejemplo.
Cien pesos que se pagan de sobre precio y van a parar al bolsillo de un funcionario, son cien pesos que se sustraen del erario público y aumentan e igual cantidad el costo del precio (efecto inmediato), para compensar esta sustracción se requieren de otros cien pesos (efecto mediato) que se distraen de otras actividades,  cadena que se continúa hasta que finalmente algo/alguien se queda sin poder utilizar esos cien pesos o disfrutar de los efectos de su inversión (efecto remoto)
Ejemplo práctico: Si pago sobre precio en una obra, ese sobreprecio lo quito a otra asignación (educación por ejemplo) al haber menos educación perjudico años después a una determinada masa de educandos.
En general (aunque este perjuicio se distribuye de muchas maneras) quienes se ven más afectados son los que tienen menos posibilidades de enfrentar la vida, por lo que automáticamente se convierte en un “acto inhumano que cause graves sufrimientos o atente contra la salud mental o física de quien los sufre, siempre que dichas conductas se cometan como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque”.
Y qué importancia tiene esto?
Que esa es precisamente la definición de CRIMEN DE LESA HUMANIDAD, establecido por el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, con lo que, de aceptarlo, debemos arribar a una primera conclusión: LOS DELITOS DE CORRUPCIÓN DEBEN SER IMPRESCRIPTIBLES.


Propongamos al mundo político que suscriban y se comprometan a establecer con rango constitucional esta premisa y, de lograrlo, habremos avanzado un gran paso.
Pero sigamos avanzando con esto  de cómo combatir de la corrupción pública y a su partenaire, el corruptor.
Funcionario “sospechado” de corrupción y su contraparte, que facilitó la corrupción, deben ser por ley, inmediata y preventivamente separado de su cargo, sin goce de sueldo por, digamos, sesenta días corridos (el funcionario) e impedido de actuar ante el estado quien participó del hecho sin ser funcionario público.
En el transcurso de ese tiempo, el órgano competente (Oficina anti corrupción, Fiscalía de investigaciones administrativas o el que sea) deberá poner a disposición de un Jurado (jurado no juez) los “indicios” que comprueben el hecho o las “pruebas” que acrediten que no se ha cometido.
Porque la diferencia? Porque la corrupción es un delito que se comete a espaldas de toda la sociedad y es difícil de probar, por eso para imputarlo bastarán solo “indicios”. Que el imputado pruebe que no lo ha cometido. (Inversión de la carga de la prueba al igual que en el enriquecimiento ilícito)
Quien resulte “imputado” por delitos de corrupción,   NO PODRA SER EXCARCELADO bajo ninguna caución, dicho en criollo debe quedar detenido hasta su juzgamiento.
Pero además, preventivamente, se le debe aplicar un embargo e inhibición por una suma que no será menor a TRES VECES del monto supuesto del hecho corrupto con que se benefició o se hubiera beneficiado, con el objeto de resarcir al erario público del posible perjuicio causado. Esto se aplicará a todas las partes por igual, no en conjunto.
En caso de resultar condenado, las penas no podrán ser inferiores a DIEZ años, sin que quepa posibilidad alguna de reducción de condena, con inhabilitación perpetua para ser funcionario público o proveedor del Estado en cualquiera de sus niveles.
Si se logra que legalmente se establezca categorizar a la corrupción como delito imprescriptible, no excarcelable, imputable solo por indicios, sujeto a resarcimiento por lo menos tres veces superior al posible beneficio obtenido y sancionado con privación efectiva de la libertad de por lo menos diez años más inhabilitación perpetua…. QUIEN SE ANIMARÁ A SER CORRUPTO?

PROPUESTA: Convocar a todos los dirigentes políticos, gremiales, sociales y empresariales a suscribir y transformar en Ley, este último párrafo como garantía de gobernabilidad con honestidad.

viernes, 31 de octubre de 2014

Acerca de la INSEGURIDAD


El  término seguridad proviene de la palabra securitas del latín.
Cotidianamente se puede referir a la seguridad como la ausencia de riesgo o también a la confianza en algo o alguien.
Sin embargo, el término puede tomar diversos sentidos según el área o campo a la que haga referencia.
Según la pirámide de Maslow, la seguridad en el hombre ocupa el segundo nivel dentro de las necesidades de déficit. Según la teoría de las necesidades de Bronisław Malinowski, la seguridad es una de las siete necesidades básicas a satisfacer por el hombre.
En nuestra realidad actual la palabra seguridad, lleva adosado el prefijo in, que le confiere un desvalor que señala su ausencia padeciéndose como INSEGURIDAD.
En términos cotidianos se traduce en esa percepción generalizada de que todos y cualquiera (y las más de las veces sin motivo) podemos ser víctima de un DELITO.
Entre abogados penalistas es común escuchar la frase: “hoy el delito no tiene códigos” ¿Qué quiere decir esto?
Delitos hubo siempre, desde el albor de la humanidad se transgredieron reglas, pero la presión social y las normas coercitivas, circunscribían estos a determinados ámbitos y a determinadas características personales.
Pero aún estas conductas transgresoras se “auto imponían” ciertos límites: el lugar inmediato que se habitaba (la aldea, el barrio, la comarca) eran sagrados, allí no se delinquía, la niñez resultaba intocables y se los preservaba, las agresiones sexuales recibían un doble castigo, primero el legal y luego el propinado por aquellos que, privados de la libertad también condenaban al transgresor a padecer idéntico oprobio, el homicidio era la “última ratio” del delincuente común,  lo delictual era considerado un “trabajo” que requería especialización, cada uno tenía su rama y no todos hacían todo.
Hoy ninguna de estas características tienen vigencia en nuestra sociedad, hasta esos valiosos “disvalores” se han perdido.
Considerado (por los delincuentes) un trabajo, el “delito”, resuelve una cuestión económica: resulta más redituable que un trabajo legal. Esta ecuación resulta fácil de resolver si se impide el rendimiento económico del delito al imponerse al mismo una carga del mismo signo.
Esto es, si quien es encontrado en delito “infraganti” o quien resulta condenado por un delito debe, si o si, “desembolsar” un monto pecuniario de suficiente envergadura o bien realizar trabajos obligatorios, como condición previa a recuperar su libertad, el llamado “dinero fácil” que se obtiene por medio del delito ya no resultaría tal, constituyéndose esta medida en un fuerte disuasorio. Es difícil delinquir para perder económicamente.
Porque se cometen delitos? Cuáles son las causas?
El delito puede ser analizado desde diferentes ángulos, lo que dificultaría encontrar sus causas mediatas o inmediatas, las cuales pueden provocar una acción voluntaria para su comisión, o bien la comisión del mismo puede ser totalmente, involuntaria.
Existen delitos dolosos, culposos y preterintencionales; de hecho y por omisión; leves y graves; simples, continuados y de tracto sucesivo, entre otras tantas clasificaciones.
Cada uno tiene su propia causa, la cual puede incluir factores sociales, económicos, culturales, religiosos, raciales, psicológicos, médicos, toxicológicos y hasta políticos, entre otros.
De hecho, las causas que llevan al sujeto a cometer un delito se encuentran en el complejo laberinto del cerebro humano, misterioso e inexpugnable.
Los extremos van desde los caracteres fisonómicos argumentados por Lombroso hasta la “anomia” social de P. Sorokin.
Lo cierto es que en cada momento histórico y en cada ámbito social, predominan razones que inciden en el aumento delictual y que estas no son estáticas sino que por el contrario son dinámicas en el tiempo y el espacio.
Así por ejemplo, en la década del 70 los delitos con origen en causas políticas tuvieron una relevancia que se perdió a partir de los 80; la marginalidad social, debida, en buena medida, a la falta de trabajo o a su precariedad de los años 90 y cuyas repercusiones aún persisten  y su consecuencia el empobrecimiento y la pérdida de expectativas de progreso contribuyen a la disolución del cuerpo de valores que forman el tejido social.
A esto se suman cuestiones de orden institucional, como el deterioro de la educación y la capacidad de la escuela para interesar y encauzar las energías de los jóvenes.
También son relevantes el mal desempeño y hasta las conductas delictivas de algunos policías y el deficitario funcionamiento del sistema judicial, que pone en duda la efectividad y ecuanimidad de la Justicia.
Pero si bien es cierto que interesa conocer las “causas – origen” de los delitos, un propuesta de política de Estado no se puede limitar a determinarlas, sino que, paralela y al mismo tiempo se deben implementar políticas que limiten la acción delictual.
La argumentación garantista de que el castigo no resulta ni suficiente ni eficaz para combatir el delito y que por ende se deben implementar soluciones alternativas (composición, arbitraje, conciliación) hasta ahora no ha dado los resultados esperados y no es aplicable a toda la gama de delitos. Ni a todo tipo de delincuentes.
Por el contrario la “mano dura” por si sola, tampoco ha dado los resultados esperados, si en la ecuación castigo/ganancia, el resultado favorece a esta última, siempre existe quien acepte el riesgo del castigo con tal de tener la posibilidad de obtener pingues ganancias.
En nuestro concepto, el primer paso en el combate del delito debe ser la PREVENCIÓN, pero esto requiere de organismos preventores capacitados y honestos, que sean respetados por el conjunto de la sociedad y temidos por los sujetos antisociales.
Si aceptamos, aún desde la hipótesis, que los actuales organismos preventores (policía, prefectura, gendarmería) no solo adolecen de falta de recursos y capacitación sino que también son fácilmente accesibles a las prebendas delictuales una primera actividad podría ser establecer supra organismos preventores altamente capacitados, con capacidad para actuar por sobre los existentes y responsabilizarlos,  pero y fundamentalmente dotados de recursos remunerativos suficientes como para exigir altos estándares de honestidad y dedicación, ya que la “voluntad de servicio” no alcanza.
Otra medida contemporánea, puede ser la de establecer organismos preventores de distintos niveles (local, provincial, nacional, federal) con aptitud para actuar sobre todos los órdenes delictuales, esto, con la finalidad de dificultar los niveles de corrupción, ya que el “corromper” a todos los niveles puede resultar tan oneroso que actúe como elemento disuasor del delito.
A modo de ejemplo, en los delitos de trata de blanca, drogas, juego, prostitución, etc.  puede resultar redituable corromper un nivel de control, pero el tener que hacerlo sobre varios puede ya no resultar serlo.
Todos conocemos las leyendas urbanas que dicen que las “comisarías tienen precio” y que se compran las altas jerarquías de las mismas, si esto fuera cierto, con establecer una alta rotación del personal tal anormalidad se evitaría, ya que no habría tiempo material para “recuperar” la inversión realizada.
En base a datos estadísticos serios y confiables se pueden aumentar al infinito las medidas precautorias con gran economía de recursos.
Pero la prevención, por mejor que sea, puede disminuir el delito, pero no evitarlo en su totalidad y aquí aparecen las medidas a tomar con el transgresor de la ley.


Para esto se requiere de un sistema judicial rápido, eficaz y contundente, de poco o nada sirve juzgar y condenar a un individuo tres o cuatro años después de cometido un delito.
Ocurrido el hecho y habiéndose establecido sospecha suficiente sobre el autor/autores, deben existir autoridades judiciales que en plazos perentorios, no más de 10 días, determinen si este debe permanecer en libertad con caución real (la juratoria solo debe quedar para casos culposos y excepcionales) o aguardar su juicio privado de libertad.
Dentro de los 30/60 días de ocurrida esta circunstancia se debe proceder al inicio del juicio conforme lo establece la Constitución Nacional, dejando la facultad condenatoria o absolutoria en manos de un jurado y reservando al juzgador solamente el control de legalidad y  la imposición de pena.
Las penas deben ser de efectivo cumplimiento y por su totalidad, lo cual exige una revisión de los institutos de salidas transitorias, libertad condicional etc. Los que deben ser sumamente acotados.
Estas medidas, que pueden causar rechazo en las corrientes garantistas, deben ser sostenidas en base a que no es la potestad del Estado la que priva de la libertad, sino que es la conducta del individuo y su falta de respeto por las normativas la que lo lleva a perder la libertad.
Eximición de prisión, excarcelación, juicio abreviado, junto a las ya nombradas, deben ser institutos restringidos  y de imposible aplicación a aquellos individuos que resultan reiteradamente imputados de delitos.

El alto precepto de que “las cárceles deben ser sanas y limpias  para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas”  se ha visto incumplido por diversos factores, todos los cuales tienden a tornar imposible la resocialización de los condenados.
Una modificación del sistema carcelario resulta imprescindible, urgente e importante para evitar que continúe siendo una “escuela delictual” y un elemento disociador, la incorporación del trabajo efectivo, de actividades educativas, junto a tratamientos psicológicos-psiquiátricos, debe ser prioridad.
La pérdida de la libertad, producto de la conducta del antisocial, resulta suficientemente sancionatoria, como también el resarcimiento económico de las víctimas y por los gastos propios del proceso, pero, una vez cumplida la condena, el individuo debe volver a la sociedad con “temor” de volver a delinquir, valorando el respeto a la ley y suficientemente capacitado para poder hacerlo.
Esto que es función y deber del Estado y no debe ser soportado por la sociedad en su totalidad, debe también ser parte del cumplimiento de pena el sostener los recursos necesarios para lograr los altos objetivos que señala la Constitución.
En resumen, altos niveles de prevención, controles cruzados de los órganos de prevención, supra controles altamente capacitados y profesionalizados, justicia rápida y eficaz, determinación de la culpabilidad por jurados, cumplimiento efectivo de las penas y un sistema carcelario conducente a revertir conductas antisociales deben establecerse como políticas de Estado tendientes a combatir el delito.

Con total seguridad existen quienes pueden, más y mejor desarrollar este tema, pero resulta ineludible que las fuerzas políticas en su conjunto se comprometan a establecer principios rectores que sean respetados y aplicados como políticas de Estado por todo los sectores actuantes, pues para las víctimas, la inseguridad no es una sensación sino un cruel padecimiento, y muchas de ellas, cada vez más, no tienen oportunidad de volver a experimentarlo.

jueves, 30 de octubre de 2014

Por donde comenzar?


Conforme todas las encuestas a que hemos tenido acceso de los últimos cinco años, las preocupaciones que rondan a los habitantes de este país en general rondan en:

1.         Inseguridad
2.         Corrupción
3.         Falta trabajo
4.         Educación
5.         Inflación
6.         Salud
7.         Pobreza
8.         Economía
9.         Los políticos
10.      Justicia
11.      Problemas sociales en  general
12.      Drogas
13.      Bajos salarios
14.      Vivienda
15.      Contaminación ambiental
16.      Calles/rutas
17.      Distribución de la riqueza
18.      Jubilados
19.      Transporte
20.      La policía
21.      Obras públicas

Dejando aclarado que no es un ranking, porque muchas de ellas en ocasiones están en primer lugar para luego pasar al segundo o tercero, depende de las circunstancias, como así que algunas pueden ser subsumidas en otras o que se encuentran íntimamente interrelacionadas (justicia, policía, corrupción, inseguridad, drogas) y proponiendo la aceptación de estas veintiuna como las iniciales a atacar,  planteamos iniciar una discusión sobre cuál de ellas requiere prioridad o si existe la posibilidad de efectuar una “perdigonada”  que las afecte en alguna medida a todas a fin de ir disminuyendo su incidencia y dotando de sinergia a las acciones probables a realizar en su contra.
A nadie escapa que si se logra optimizar la Justicia, profesionalizar éticamente la Policía, evitar las influencias políticas en ambas, desmantelar la corrupción, mejorar la distribución de la riqueza se va a golpear severamente a la inseguridad y a la droga, entre otros.
Igualmente, educación, salud, desocupación, pobreza, nivel salarial, transporte y obras públicas tienen incidencia sobre los problemas sociales en general, sobre la economía, los jubilados.
A primera vista pareciera que es como si de pronto nos encontramos con un flash que estalla frente a nuestros ojos, y ante tanta luminosidad no podemos ajustar el foco del haz de rayos lumínicos y nos enceguecemos.
La primera reacción es entrecerrar los ojos para disminuir la intensidad del problema que nos ocupa y así analizar mejor la situación.
Como desde nuestro análisis no hemos arribado a una conclusión que nos resulte ampliamente satisfactoria sobre cual atacar primero, hemos optado por dos alternativas, una interna, que cada cual, solo o en grupo, opte por la que considere primordial, eleve propuestas para superarla y señale como piensa que se puede interrelacionarlas con la solución a las demás preocupaciones, proponiendo mecanismos de acción concreta en el corto, mediano y largo plazo.
Las primeras aproximaciones de estos trabajos las iremos volcando para su divulgación y confrontación en los próximos días.
La segunda alternativa es hacia el afuera, y resulta proponer el mismo dilema al conjunto de los que se interesan en estos temas para ver qué puntos de coincidencia podemos lograr, cuáles de discrepancias y si entre todos podemos sinergizarnos en nuestras pretendidas soluciones y en cómo hacerlas viables.

Dejamos abierto el debate, agradeciendo el esfuerzo de aquellos que realicen aportes.